sábado, 13 de septiembre de 2014

El Gabinete del Doctor Caligari (Robert Wiene, 1920)



El Expresionismo fue un movimiento cultural que se desarrolló en la Alemania de principios del siglo XX y que tuvo manifestaciones en varios campos artísticos entre los que se encuentra el cine. Dentro del denominado cine expresionista alemán encontramos producciones de directores tan importantes como Friedrich Wilhelm Murnau o  Fritz Lang pero la que es considerada primera película de este movimiento, El Gabinete del Doctor Caligari, no la dirigió ninguno de ellos sino el no tan conocido Robert Wiene.


Los que me leéis habitualmente sabéis que siempre os dejo una pequeña sinopsis de la película que luego vamos a comentar pero esta vez, si me lo permitís, no voy a hacerlo. Y no voy a hacerlo por una razón principal: porque la trama de El Gabinete del Doctor Caligari es tan compleja (y completa) que me parece muy complicado hacer un resumen corto sin contar más de lo que quisiera. Por establecer un punto de partida, diremos que en esta película conoceremos las andanzas de un siniestro doctor quien usa, a modo de mano ejecutora, a un sonámbulo llamado Cesare. Cuando digo que El Gabinete del Doctor Caligari tiene una trama compleja no me refiero a que sea una película difícil de entender sino que su trama tiene muchas lecturas e interpretaciones. La propia estructura de la cinta, con un prólogo en el que una de las víctimas del doctor Caligari nos cuenta su terrible historia y un epílogo en el que un sorprendente giro de guión le da la vuelta a todo lo que habíamos visto antes, contribuye a fomentar esa complejidad a la que he aludido.



Pero si hay algo que hace verdaderamente especial a esta película es su concepción del cine como arte, de manera que la pantalla se acaba convirtiendo en un gran lienzo en el que el artista pinta. Y en este caso fueron muchos los que “pintaron”. En primer lugar están Hans Janowitz y Carl Mayer, un tandem de guionistas que opinaban que el cine era un vehículo estupendo para remover conciencias y, por ello, se pusieron manos a la obra para escribir el guión de esta película. El resultado fue un guión que puede ser tanto una metáfora de la situación en la que se encontraba la Alemania del periodo de entreguerras como un aviso de lo que pasará en años posteriores con el ascenso de los totalitarismos. No menos importante fue la labor de Hermann Warm, Walter Reimann y Walter Röhrig, los artífices de una escenografía que sigue estando muy presente en el cine actual como nos recuerda muy a menudo, por ejemplo, Tim Burton


Capítulo aparte se merece Robert Wiene, el director de El Gabinete del Doctor Caligari. Wiene tenía formación teatral y estaba muy al tanto de lo que estaba haciendo ya Paul Wegener (El Estudiante de Praga, El Golem) por eso, cuando le dieron la oportunidad de participar en un proyecto de tales características, no la desaprovechó. La realidad es que el productor Erich Pommer quería que la película fuera dirigida por Fritz Lang pero, como éste estaba ocupado con otro proyecto (la segunda parte de Las Arañas) el destino quiso que el encargo llegase a manos de Robert Wiene. Nunca sabremos si El Gabinete del Doctor Caligari hubiera sido tan genial en manos de Lang como en manos de Wiene pero la realidad es que esta película fue crucial en el cine posterior.

Y fue crucial por poner sobre la mesa una serie de características que serán más o genéricas en las películas que se adscriben en este movimiento entre las que podemos citar Nosferatu (F. W. Murnau, 1922) o Metrópolis (Fritz Lang, 1926). El Expresionismo cinematográfico busca distorsionar la realidad y de ahí que sean tan importantes el maquillaje en los actores (quienes, además, tienden a exagerar sus reacciones), el decorado (predominan los interiores sobre los exteriores) y la iluminación (esencial el dúo luces/sombras). Todos estos elementos ayudan a crear esas atmosferas agobiantes que tan habituales son en el Expresionismo y que en el caso de El Gabinete del Doctor Caligari es un elemento básico en la película. Este movimiento tuvo una gran influencia en el cine posterior tanto a nivel global (el cine negro es su claro deudor) como a particular, ya que la filmografías de Alfred Hitchcock u Orson Welles quizá no serían lo mismo si no hubiera existido este movimiento.



Por todo esto, porque es un título clave en el cine de terror y porque es una obra maestra con todas las letras, tenéis que ver esta película. 

PD: no he hecho ni una sola referencia a lo largo de la entrada a que esta película es silente. Cualquiera que tenga unos ciertos conocimientos de historia del cine se lo habrá imaginado al ver la fecha en la que se estrenó la película pero no lo he comentado porque creo que es irrelevante que sea una cinta sonora o silente. El Gabinete del Doctor Caligari es una obra de arte y el arte es universal. Quien ama la pintura y la valora como manifestación artística le da el mismo valor a las pinturas de Altamira que al Guernica de Picasso por lo tanto, con el cine debería pasar lo mismo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario