domingo, 25 de agosto de 2013

Bait (Carnada) (Kimble Rendall, 2012)



Bait es una película de terror australiana dirigida por Kimble Rendall (Cut). El argumento es muy sencillo. Tras un tsunami, un grupo de personas quedan atrapadas en un supermercado. El problema es que no están solas ya que les acompañan un par de tiburones. Empieza, entonces, una lucha por la supervivencia contra uno de los mayores depredadores del planeta.

Bait es un claro ejemplo de la típica monster movie de serie B, sólo que en este caso es evidente que está mejor hecha que la mayoría de estos subproductos. Y eso se nota tanto en los efectos especiales (que excepto en la parte final son incluso decentes) como en las interpretaciones (que sin ser para tirar cohetes, cumplen el trámite). Pero, si os parece, vamos a destriparla un poco.



Empezamos fuerte con un tiburón que hace saltar por los aires una tabla de surf y enseña su bocaza toda llena de dientes (volveremos a ver bocazas, tranquilos). El pobre pringao que iba en la tabla de surf era el amigo del prota. Éste, que es socorrista, se siente culpable por la muerte del chico ya que no llegó a tiempo para salvarle.
 
Pasa un año y el ya ex-socorrista trabaja en un supermercado. Parece un día normal, pero el perro de los vecinos aúlla como un loco, los pájaros vuelan como si no hubiera un mañana...todo apunta a que va a pasar algo. Ya en el supermercado se van presentando los personajes, totalmente estereotipados como es de esperar: el protagonista típico anti-héroe, los malotes, una pareja de tontos (sabemos que alguno de los dos va a morir), el cabronazo que putea al anti-héroe (ya sabemos cómo suelen acabar estas cosas), la chica del prota…Se desata la tragedia en el supermercado cuando unos ladrones deciden hacer su agosto pero en medio del atraco, la tierra tiembla y, como estamos en un lugar de costa, una ola gigante arrasa con todo. El supermercado queda anegado y los desventurados protagonistas se dividen en dos grupos, los que quedan atrapados en el parking subterráneo y los que están en la tienda. Aquí es donde nos planteamos que si el supermercado propiamente dicho está medio inundado el parking debería estarlo totalmente pero, como sabréis los que consumís este tipo de cine habitualmente, es mejor darle al botón off del cerebro e intentar no racionalizar lo que vemos, sino pierde la gracia.

Empecemos por el grupo que queda en el parking, esos que deberían haber muerto ahogados pero sin embargo siguen vivos. Tenemos a la típica pareja de idiotas con perro que como estaban intimando en el coche no han llegado a salir del subterráneo. Estos dos tontos quedan encerrados en su coche. La cuestión es ¿cuánto tiempo puede aguantar alguien dentro de un coche bajo el agua sin que entre agua dentro o sin quedarse sin aire? Sencillísimo, hasta que el cacho tiburón que merodea por allí decide que es suficiente. Uno de los tontos debe morir (es lo habitual) y, como siempre, le toca la china al pobre novio. El perro está a punto de palmarla, pero no, se salva y la novia parece alegrarse más de que sobreviva el perro que el chico (ten novia para esto).

Mientras, en la superficie…Primer ataque del bicho: el vigilante de seguridad es engullido por la bestia y alguien se pregunta ¿dónde está? ¿a dónde ha ido? pues al estómago de un escualo, pequeña. El metal es repelente de tiburones, así que ya sabéis, chavalada, si algún día tenéis que enfrentaros a un tiburón, envolveros en metal que el tiburón os olerá y pasará de largo.

Son imprescindibles las muertes totalmente innecesarias para sacrificarse por salvar al resto, siempre se pueden hacer las cosas de otra manera, pero si los personajes de este tipo de pelis actuaran coherentemente se salvarían la mayoría y eso no mola ¿verdad?. No puede faltar tampoco el tiburón saltando por encima del agua para comerse a alguien que está colgado de algún lado, que sea físicamente imposible por eso de que el bicho es enorme y apenas cubre es lo de menos, claro. Pero lo mejor siempre es la manera de darle carpetazo al asunto, en este caso con la electricidad, como en Tiburón 2.

En conclusión, la película no está del todo mal, es bastante superior a la media y tiene bastante coherencia dentro de la incoherencia que suele imperar en este tipo de películas. No es una carnicería total ya que sobreviven más personas de lo que suele ser habitual en el género pero hay un par de muertes dignas (como la del jefe cabronazo) y sangre y vísceras suficientes para que los fans queden satisfechos.

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